miércoles, 9 de agosto de 2017

Buñuel profundo

La memoria y los recuerdos arrancados de cuajo.

PRIMER TEXTO.                                                  
Esta tarde vamos hacer el camino levantando los recuerdos que han sido acabados y enterrados desde aquel verano de 1936, en el que nos gobiernan: la brutalidad y la barbarie, la necedad y la petulancia, la ignorancia y el sectarismo.
Este recorrido que será de pasos incansables, es una senda entre los recuerdos y  la Memoria de un pueblo que, como veremos, han siendo borrados a merced de la cobardía y de la canalla.
Estos elementos del absurdo humano han llegado a fabricar la cobardía de todo un pueblo ¡que hoy con su presencia…! queda bien representada en esta manifestación de recuerdo y memoria.
Canalla que ha construido la incapacidad para que todas las gentes podamos  mirarnos dignamente en el espejo de la historia.
Paradójicamente, en este andar, no vamos a poder ver las huellas de la historia que nos dejó la vida de las gentes de este pueblo. Haciendo y deshaciendo, yendo y viniendo, diciendo y callando.
Las huellas las han derruido con todos sus recuerdos dentro.
No veremos ni gentes siquiera.
Huellas que han sido borradas para que el mundo tenga conciencia de que este pueblo, antes de que ellos llegaran… no era nada.
¡Aquí no había nada! y si había algo: no merecía la pena cuidarlo. Antes de la limpieza y escarda del Glorioso movimiento nacional, Antes de la entronización del Sagrado corazón de Jesús,
Entonces asesinaron y truncaron cientos de vidas y de familias.
Quisieron borrar una parte de la historia… para impedir el futuro.
Para esconder y calmar sus culpas.
Para justificar sus delirios de grandeza cristiana.
Para salvar al mundo del pecado.
Entre paso y paso, entre parada y parada, entre todas las palabras que nos podamos decir y los sentimientos que nos podamos expresar, entre el recogimiento y el arrebato, vamos a recordar  aquellas veintiséis personas que asesinaron tal noche como esta, y a las cincuenta y dos asesinadas en aquel verano de 1936.
Vamos a denunciar tantos silencios, y tanta mentira cuando dicen.

SEGUNDO TEXTO.                                              
Hoy es 26 de agosto, la noche de tal día como hoy, hace 81 años en estas calles por las que vamos a caminar, hubo una cacería de casa en casa, de hombres inocentes, que acabó en unas horas, al amanecer, acabó con los cuerpos de veinticinco hombres y una mujer, acribillados y asesinados, tirados en el Campo de Borja.
Este es el esquema del recorrido del acto de esta tarde:
Salimos en este punto desde el que seguramente se conformó el pueblo como un asiento humano definitivo.
Fue antes de la conquista, hace más de quinientos años.
Es el comienzo de un pueblo que camina hacia el río en donde se halla la fuente de su vida y que desde la iglesia, el cementerio y  unas escasas casas altas, tímidamente se defiende de quien llega.
Aquí estaba el Trinquete.
Luego andaremos hasta la Plaza de los Fueros allí donde quedaba El Hospital de San Juan. Por la calle del Ayuntamiento, caminaremos por una de las calles más antiguas del pueblo sin llegar a ver el final con nuestros pasos. Pasaremos por el Hospital de peregrinos y llegaremos hasta  el  Hospital Municipal que se asentó hace cien años sujetando una torre campanario.
En este caminar, nos vamos a encontrar con ese punto en el que confluyen: el pueblo, la senda del rio Ebro y el Cabezo del fraile. Allí explicaremos la gran necedad histórica y ecológica que para el entorno en el que vivimos, significó volar Los Pedretes.
Todos estos testigos de la memoria de este pueblo han sido derruidos y hechos desaparecer por una mano necia.
En su lugar ya no queda más que la ilusión de lo que fueron.
En la querencia emocional de algunas personas si acaso: nos queda  ver una tapia con una puerta de hierro galvanizado.
Para acabar el camino llegaremos hasta la puerta del cementerio y nos pondremos en la esquina que sirvió de paredón en aquella noche del 26 de agosto de 1936.
Contra ese muro asesinaron a Lucio y a Valentín.
Esta pared con la huellas de la balas y la cruz indestructible, en honor a los caídos, aquella por la que también pasaremos al principio del recorrido y que jalona la entrada a la iglesia, son los únicos símbolos que se muestran orgullosos en este pueblo.

TERCER TEXTO.                                                  
Empezaremos el camino en este mismo punto en el que nos hemos convocado y reunido. Un hito de la historia de nuestro pueblo con el que le han proporcionado un tajo de muerte hace unos días.
Aquí estaba El Trinquete.
Para la gente del pueblo era el lugar de encuentro en las horas de ocio en esos días de asueto y festivos. Días de holganza cuando los vecinos hacían común del común, al margen de las misas y rosarios, rogativas y procesiones. Durante generaciones entre las paredes más altas del pueblo fue el sitio propio en el que mirar y entender la vida, con unos ratos de contento y regocijo.
Aquí, desde ese mismo día en el que ya no alcanza la memoria, se jugaba con una pelota de cuero, hechas sus entrañas con tripas de gato, que se lanzaba contra la pared dándole un fuerte golpe con la mano. La pared devolvía la pelota una y otra vez a la mano de otro jugador. Algunos días se hacían apuestas entre los jugadores y los espectadores. Los más infelices, siempre apostaban a favor de quienes perdieran... y así ganaban una nueva ilusión para otro día.
Luego vino el cinematógrafo.
Y los bailes con orquestinas.
Durante la República, desde la asociación Iris creada para la organización de bailes, verbenas y actividades festivas para los jóvenes, celebraron en este lugar los bailes de los días de fiesta a la media tarde.
Esta era una asociación de jóvenes de izquierdas.
En las fiestas de 1935 nace la Sociedad de baile Unión y alegría. También para poder organizar bailes los domingos y días de fiesta, pero eso sí: desde las más elementales normas de la moral.
Estaba la nueva sociedad gestada por algunos jóvenes que había puesto su voluntad en los designios de las derechas.
Al baile unos entraban por una puerta y los otros por otra.
En aquel verano de 1936 los jóvenes de la Unión y la alegría salieron a matar a los jóvenes de la Asociación Iris ¡y los mataron!
Resulta curioso cotejar las juntas rectoras de las dos asociaciones.
¿Dónde se puede encontrar otro hito más determinante en la historia de un pueblo que este Trinquete que acaban de derribar?
¡Pues nada que lo han derribado…!
Solamente queda un hueco grande para llenarlo de lágrimas.

CUARTO TEXTO.                                           
Cuando era niño esta plaza era sagrada.
Hasta aquí solamente llegaba cuando venía con mi abuelo.
Una acacia señorial, la Caja de ahorros, el Crédito Navarro, la casa de teléfono… y la casa de Doña Paca con la que tenía negocios.
Los cuatro lados de la plaza andábamos cada tarde que veníamos.
La casa de Doña Paca, todas las cosas tienen el nombre que les ha puesto de niño. Una casa tan grande que ocupaba todo el lateral de la plaza. Con una puerta grande por donde entraba la gente que quería y otra puerta pequeña por donde cada cual sacaba lo que había encontrado. Y sus dos balcones  que miraban a la plaza pero desde los que seguramente, se podría ver el mundo entero.
Y un escudo blanco tan inmenxo que hubiera sido imposible ponerlo en una moneda de diez duros. Una casa que por fuera era más grande que un palacio y que mirada hacia dentro, desde las puertas entre abiertas, no había mirada que llegara a ver el fondo…
¡Que casi daba miedo de tan oscuro como estaba…!
Entrábamos adentro, porque doña Paca nos decía sube… y al pasar se veía que  todo un mundo se escondía tras las escaleras. Subir y mirar entre los barrotes de la baranda de hierro  era como mirar las cosas del pasado, aquel que los niños mirábamos con fantasía, para traspasar lo desconocido y sentir desasosiego.
La casa Doña Paca había sido una de las casas que asentaron nuestro pueblo dando forma a su plaza... y era un hospital… ¡de la orden de San Juan de Jerusalén de los hospitalarios…! Dicen.
Luego, como consecuencia de las desamortizaciones, fue a parar a manos de no sé quien y luego a las de no sé cuántos.
Entonces creo que adiviné que era una casa importante en la historia de mi pueblo. Luego supe que en ella sucedieron tantas cosas tan inconfesables como nadie pudiera imaginar
La tiraron para hacer una oficina de la Caja Rural
La misma Caja Católica  nacida en esta misma Casa en el año 1932… para socavar los cimientos del Sindicato de jornaleros.
Pero ellos no lo sabían... porque están cubiertos de ignorancia.
Pudieran haberla conservado como lo han hecho en otros sitios.
Unos y otros se suceden y reproducen intuitivamente,
Pero siempre van a lo mismo… a lo suyo.

QUINTO TEXTO.                                         
Nadie sabe nunca, jamás imagina... lo que le va a deparar la vida.
Los pocos años, no sienten qué nos dolerá con el paso de los años.
Los males y las heridas nos aparecen sin saber porqué.
A mí, a los sesenta años que estoy vivo, me duele mi pueblo.
Este pueblo cuyas calles recorrí de niño.
Me duele la luz que llevo grabada en mi retina… y la frescura de los aires que sonrojan mis mejillas… el olor a verde de los campos en este mes de agosto… me duelen sin remedio.
Un pueblo del que un día hube de huir ¡aunque tarde en saber que era desterrado…! para luego volver a vivir entre sus sombras.
En estos años de vuelta, hablo con personas que son algo mayores que yo, y me demuestran, que ellas no recuerdan nada de nada… nada saben de la historia del pueblo. De niños tuvieron la sensación de que nunca se podía preguntar sobre lo que fue ayer… y nada preguntaron… y total… ¿para qué…? ¿para qué sirve…?
Y de lo que había aquí antes de treinta y seis, estas personas mayores, aunque quizás para aquellas fechas ya hubieran nacido, ni siquiera recuerdan que existiera el pueblo.
Si escucho a la gente menuda, que en estos tiempos se lo saben todo, solo alcanzan a gritar ¡Vaca a la calle…! y ¡Viva Santa Ana!
Las gentes, estas que prefieren no saber de su pasado, la verdad es que no me duelen, pero hacen daño incurable, porque a este pueblo lo tienen muerto sin respetar su vida. Su obcecación están secando las raíces necesarias para agarrarnos a nuestra tierra.
¡Malditas gentes...!
¡Malditas autoridades...!
¡Malditas lenguas pías y benditas..,!
¡Maldita historia colmada de relumbrón y orgullo…!
Hoy he de reconocer que me duelen mi pueblo y su historia.
Y desde que procuro su memoria… ¡más que nadie me duelen aquellos hombres que fueron asesinados por su voluntad de querer cambiar muestro pueblo y nuestra historia…!
Me duelen aquellos que han sido olvidados y denigrados.
No me duelen ni sus gentes ni sus dirigentes.
No me duelen sus dimes y diretes
Por eso digo lo que digo.

SEXTO TEXTO.                                 
Por este camino por el que hasta ahora hemos andado, si lo hubiéramos hecho hace ochenta años, hubiéramos paseado a la sombra de más de cuarenta acacias y nos hubieran acompañado el canto de mil pájaros diferentes. Nuestros pasos hubieran sido escoltados por el raseo inocente de las valientes golondrinas que tenían sus nidos en los aleros de las casas más altas.
Estamos en una de las calles más antiguas del pueblo.
Esta es la calle que supuso la primera expansión limitando las fronteras del pueblo con el cauce del río, colocando las traseras de las casas, allí hasta donde llegaban sus aguas con sus riadas.
En esta calle de casas señoriales, que también se van quedando abandonadas, vivían las familias de más rancio apellido y estirpe. Sin embargo había una casa baja, muy vieja, con arco armado con cinco piedras, que quería ser un soportal de medio punto y que a duras penas se sujetaba en una gran puerta de madera.
Una casa que estaba señalada por un escudo colocado en la pared.
Recuerdo esta casa porque era la más pequeña, la más coqueta de las que había en esta calle en la que viví de niño. Brillaba tristeza.
La calle estaba más alta que la casa… a la altura de un salto.
La casa tenía el suelo de tierra y unas escaleras de arcilla.
Dentro de la casa olía diferente a las casa de los vecinos, quizás porque el corral era tan pequeño que no tenía cuadras ni animales.
Recuerdo que era la casa en la que vivía Gregorio Pínzolas. 
Había sido hospital de peregrinos desde hacía quinientos años.
Era la casa en la que estaba recogida la familia de Alfonso Marquina el 23 de Julio de 1936 cuando lo asesinaron junto al secretario Martín Domingo. Entre sus paredes se refugiaron Vicenta la esposa del alcalde con sus hijos Alicia, Esperanza y Armando. En esta casa, a las cuatro de la tarde, pudieron oír los disparos que descerrajaron los guardias civiles para matarlos.
Esta casa también la tiraron un día.
Sin pensárselo dos veces. ¿Para qué...? ¡Habrase visto...!
Y le pusieron una puerta de hierro adornando la tapia blanca tras la que enterraron  sus miedos y sus recuerdos.
¡En cuatro días ya no sabe nadie lo que aquí había...!
Dijeron... ni dónde están guardados el escudo y las cinco piedras.

SEPTIMO TEXTO                                                    
De punta a punta de esta calle, en el verano de 1936, los alzados, sin pena ni gloria, sin más mérito que la fuerza de sus armas, mataron las vidas de: Gregorio Almíngol, Cayo Morales, Faustino Aguirre, Gregorio Doiz y Jesús Minchinela y Antonio Sáez.
Poco a poco llegamos al punto en el que se levantaba una casa muy grande que parecía estar clavada en un mundo utópico.
Una casa llamada hospital… aquí traían a curar  a los enfermos.
Tenía dentro, un convento, una iglesia, mil alcobas, un lavadero, una carbonera... era grande por todos los lados que la miraras.
También tenía una torre de ladrillo en lo alto de su mirada, que en lo más alto todavía, tenía una campana con un sonido muy agudo, que solamente sonaba a rebato cuando en el pueblo ocurría alguna desgracia y algún vecino precisaba de ayuda inmediata.
Alguien dijo alguna vez… que esta torre la construyeron hace mil años, unos albañiles que utilizaron los mismos andamios y escaleras que se utilizaban para subir a los niños al cielo, y luego también dijo que… los capachos de esparto que utilizaron para trasegar el barro con los que juntar los ladrillos, fueron los que luego muchas madres usaron en sus casas para guardar a sus hijos recogidos.
El campanario con su campana vivía en una vigilia permanente.
Todos los vecinos estaban atentos a su llamada porque sabían que en aquel campanario de ojos pequeños anidaba las cigüeñas y las cigüeñas eran las primeras que avisaban de cualquier sucedido.
Pues nada que un día dijeron de tirar la casa abajo ¡Y la tiraron sin decirle a nadie nada…! ¡Para que nadie dijera nada!
Y pusieron la correspondiente pared y las puertas de hierro
Pasado el tiempo, nadie recuerda como lloraban la cigüeñas aquella mañana cuando las desahuciaron de su casa… el otro día me dijeron que algunas todavía andan vagando por el campo y cubriéndose de la intemperie en los ribazos más frondosos.
A las más viejas de todas, a veces se les sorprende, queriendo ver sin ver, sintiéndose morir estando vivas, desorientadas en lo más alto del cielo sin saber dónde posarse ni dónde alzar el vuelo.
Ahora… frunciendo el entrecejo… si la conseguís divisar… si miráis al cielo… podéis comprobar que desde esta torre pequeña y estirada, pudiéramos haber cumplido todos nuestros sueños.

OCTAVO TEXTO.                                                    
Hoy hemos traído  este camino… para llegar hasta aquí;
Al fondo del paisaje, tenemos el Cabezo del fraile.
El sol, gasta casi toda, su luz en alumbrarlo.
Es alto, imponente, gigante como la más grande de las fábulas.
Hace años unos jóvenes quisieron hurgar en sus entrañas y siguieron el gran pasadizo interno con unas linternas de carburo... y se tuvieron que volver porque se apagaba la luz tan oscuro como estaba.
Cuando por aquí se paseaban los romanos y al parecer había en el entorno unas piedras que cruzaban el río y propiciaban unos BAÑUELOS. 
Reconocer así a estos baños y su entorno, pudo ser lo que extendió la costumbre de llamar así a esta zona: Buñuel… por aquellas piedras que  atravesaban el río de parte a parte.
Más tarde, al otro lado del Ebro, los musulmanes de que los que había por aquí para la invasión, vivían en aquellas tierras ariscas y soleadas de las Bardenas no tenían ninguna traba, acostumbrados como estaban a vivir en las arenas áridas del desierto.
Nosotros vivíamos aquí, en este lado… Y ellos allá.
Pero ellos llegaban hasta aquí, para conquistarnos, atravesando el río por un túnel que hicieron por debajo de Los Pedretes.
Esta es la historia en formato infantil para quienes nacimos aquí.
Pues bien… un día pensaron que había que volar los Pedretes.
Llamaron a los militares y con cuatro cartuchos los volaron.
Las autoridades fueron testigo para dar por buena la barbaridad.
¡Y hacer puñetas Los Pedretes…!
Una gran explosión en la que se mezclaron las aguas con las piedras reventadas de Los Pedretes, tiñó el cauce del río… ¡y destruyó las casas y los jardines de los peces que vivían allí…!
¡Ya no habrá más riadas…!
Nadie lloró aquel desmán de los hombres pensadores del pueblo.
Cuando vuele: ¡sacad unas fotos para guardar en el Ayuntamiento!
Pero NO. ¡NO! No hicieron las fotografías de aquella explosión para colgarlas en algún sitio y para dejar constancia de de Los Pedretes como pilares fundamentales de nuestra historia, sino por la proeza de hacerlos volar por los aires y como prueba de que no pararán ni ante nadie, ni ante nada: ni humano ni divino… y que todo que esté en contra de su querer… saltará: como hicieron reventar la República.

NOVENO TEXTO.                                               
Alimentado con el dolor del olvido, el vacío del recuerdo y la falta de memoria, no me resulta muy difícil manifestar que vivimos en una tierra harta de gentes amorfas y apáticas.
Una tierra de bárbaros e ignorantes.
Después del paseo que hemos dado esta tarde, tras una reflexión sencilla y sensata, sin caer en la duda razonable, podemos sacar esta conclusión y pensar si es verdad que estamos en el siglo XXI.
¿Qué ha sucedido en esta sociedad de la corrección política...?
Desde una suerte de mesura y prudencia, hemos llegado hasta este día soportando una lógica social que se sabe: marrullera, hipócrita, mentirosa y sin conciencia, muy difícil de entender y asumir.
Solo así podemos entender que desde aquel verano de 1936 en el que se realizaron los crímenes que esta noche hemos recordado, ¡ocho décadas! se hayan sucedido diferentes partidos y gobiernos en el poder: nacional, regional y local ¡sin que ninguno ninguno de ellos...! haya hecho por destapar aquellos crímenes y sus secuelas, y en todo caso, todos han hecho por ocultarlos y olvidarlos.
El silencio es el cómplice de todo aquello que se calla.
Todos los que callamos somos cómplices: la sociedad es cómplice.
Año tras año, la mayoría social ha visto bien que todo se calle y desconozca. Al parecer, ahora todos están revueltos, por cierto ligados por una sustancia tan común como la mierda, una materia, que la sociedad sabe que indefectiblemente no se puede remover.
El sistema político existente, es un sistema perverso que llegará a justificarse en la medida en la que siga ganando la ignorancia y el silencio y que consigan que las fiestas populares se vivan en paz.
Así conseguirá que convivamos con su podredumbre diaria.
Que vivamos como si fuéramos tontos de gran saber y cultura,
La ignorancia no tiene precio para las hordas del bien.
Destapar y reconocer estos crímenes y en la medida de lo posible, dar una satisfacción a su memoria, debería ser lo normal en una sociedad culta, que ha de ser sensible a los problemas que producen todas las violencias y tiranías.
Los reconocimientos que nos hallamos: son los de las asociaciones de memoria, que sólo buscan: un cierto relumbrón social y consideración política para quienes las manejan: alcanzar lo suyo .

DECIMO TEXTO.                                                
Los alzados en este pueblo hicieron un monumento a los caídos por España, en honor de su victoria, y lo colocaron delante de la puerta de la iglesia,  para honrarlo cuando iban hablar con dios.
Hubo un párroco que tenía la puerta trasera de la iglesia siempre abierta, para que las hijas de los asesinados, que asistían a misa, no tuvieran que pasar por delante de la gigantesca cruz.
Los hombres que desde las bambalinas de la política y del poder local mantienen en la actualidad esta cruz en pie, son hijos de algunos de aquellos que se alzaron en armas aquel verano de 1936.
Hoy esta cruz resume su historia y por esa cruz fascista dieron su vida sus peones. Los nombres inscritos valen de héroes y víctimas.
Con ella justifican toda ignominia y hacen provechosa su victoria.
Todavía hoy está levantada ¡ahí! mismo, para oprobio de quienes observamos la vida del pueblo con un poco de fundamento.
Los vencedores al más alto nivel, para honrar su gloria, también hicieron un monumento a los Caídos en la capital, en Pamplona.
¡Es como el vaticano en pequeño... un vaticanico...!
Mucho más grande y de más postín.
El monumento era tan grande y tenía tantas ínfulas con sus grandes escalinatas y su cúpula astral, que vino Franco en persona a inaugurarlo y le pudo echar su bendición de: uno, grande y libre.
¡Arriba España...! ¡Viva Franco...!
Ahí está... y nos enteramos que para mañana... las autoridades quieren que siga ¡ahí para siempre…! Para oprobio y escarmiento de quienes observamos la vida sin más interés que el que exige un poco de fundamento.
No importa que sigan honrando la memoria de los criminales, ni el dolor que produjo su construcción, ni el desafío que supone que aquellas piedras se labraran con sudor y sangre republicana.
Parece ser que todos confían en la falta de memoria de la gente.
Destruyen unos recuerdos sin pudor ni escrúpulo.
Y saben mantener levantados otros recuerdos de: dolor y olvido.
Todos recuerdan y hacen que los recuerdos nazcan en 1936
Todos quieren que nuestra historia empiece en 1936.
Con su transición y su democracia.
Con su moral y sus costumbres.
Con sus vírgenes, sus santos y sus procesiones.

lunes, 1 de mayo de 2017

Una actitud sindical

Al Secretario General de Comisiones Obreras de Navarra.
Como mejor proceda:

Buenas tardes José: te devolveré el dinero cuando lo determine un juez. Si tienes alguna duda te puedes poner en contacto con Martín de Agroalimentaria de CCOO.
*
Este wassap de Abrahán me lo reenvió José para que me pusiera en contacto con Martín y disipara las dudas y para que hiciera lo posible para parar el carro que lleva una denuncia por apropiación indebida continuada y que va cargado con más piedras que lechacinos.
*
Pilar en su afán por tener siempre cada cosa en su sitio, trasegó del archivo informático en los que lo tenía, al archivo de la entidad bancaria de la nueva sociedad que gestiona ahora la activad empresarial, los números de cuentas de los trabajadores que trabajaban en la empresa y a los que ella, con cierto retraso, ingresaba cada mes las nóminas.
Después de tres meses  y de cuatro pagos, ante la queja de una trabajadora llamada María que no recibía su nómina, Pilar comprobó con desespero que: en ese corta pega informático había adjudicado a María el número de cuenta de Abrahán un trabajador que hacía más de ocho meses que no trabajaba con ellos.
- No te preocupes María, que ahora mismo te las vuelvo a mandar… y las otras se las reclamo al banco que no tiene por qué haber ningún problema para que a quien se las haya enviado las devuelva…
Si embargo ya en primera instancia, cuando el banco se dirige a Abrahán y le conmina a que devuelva el dinero, Abrahán responde que le han dicho los de Comisiones Obreras que no lo devuelva.
*
El miércoles día 26 de Mayo de 2017 llamé por teléfono a Martín en presencia de Pilar que pudo oír y podrá dar testimonio, y finalmente pudo participar en la conversación.
Lo cierto es que cuando empezamos hablar, ya en las primeras palabras encontré un gran aplomo y seguridad en la determinación de que Abrahán ese trabajador afín a su organización como corresponde a lo que tiene que corresponder: no devolviera el dinero . También pude deducir que la estrategia de apropiarse del dinero era anterior a cuando en la empresa se había percatado del error.
Pude comprobar que Martín tenía un conocimiento exhaustivo de los detalles del caso. Aprecié el sarcasmo y la ironía con la que valoraba la sucesión de los hechos que había culminado en una especie de justicia divina porque al parecer dios así lo había querido. Así mismo en medio de un halo de orgullo y satisfacción monárquico, mostró el trasfondo de una batalla personal en la que como sindicalista avezado había conseguido una gran victoria,
Con ciertas artes de la verborrea fue  dejando en un plano invisible la solidaridad con las otras dos trabajadoras que estaban saliendo perjudicadas. Ninguna relevancia tenía que un trabajador se quedara por error de otro trabajador la nomina de un tercero.
El mejor parapeto que encontró Martín para defender sus argumentos era que no tenía ninguna constancia de esos pagos erróneos fueran de una nomina de otro trabajador y de que en realidad los hechos hubieran sido así. Quería ver documentos encima de su mesa porque las palabras se las lleva el viento. Cuando le ofrecí mandarle los documentos vía fax o email me dijo que para ello tenía que darme día y hora. Pues dámelos. Y abrir ficha para poder asesorarme. Pues ábrela, Y para abrirme ficha le tenía que dar un numero de cuenta. Cuando le empecé a dictar mi número de mi cuenta bancaria me esquivó definitivamente diciéndome que “es que José le ha jodido la vida a Abrahán…” “y de eso sí que he visto los documentos….”
Mentira, mentira… lo que había hecho José es dejarle de pagar a Abrahán durante diez meses: el dinero que cada mes le pagaba en negro por un acuerdo al que llegaron después de un incidente que había sucedido, y de eso nunca hubo ningún documento. Y la prueba de que se hizo sobre la base de un acuerdo es que el trabajador estuvo en la empresa diez meses más, hasta que un día dijo que se iba a trabajar a otro sitio y se fue. Incluso hace unas semanas estuvo a punto de venir a trabajar de nuevo.
Pero eso al parecer Martín no lo sabía. ¡Y aún encima dinero negro…! ¡Así va este país… y luego no hay para escuelas y hospitales..! La palabrería salta de manera espontánea como si estuviera preparada en un resorte para ocultar que en este sistema irracional en el que ellos viven y alimentan, para los sindicatos sí que hay incluso para defraudar y robar, los ideólogos sindicales no quieren saber nada de que el noventa por ciento de los trabajadores de la selva en la que vivimos, sin poder abandonar su esclavitud, subsisten con una parte de su salario en negro.
No obstante, teniendo ahora esta nueva información, aunque no le había dicho nada, no iba a llamar a Abrahán para decirle que no utilizara ni a él ni al sindicato de tapadera para la apropiación indebida del dinero que le habían ingresado por equivocación. Con especial énfasis me decía que yo no le iba a decir lo que tenía que hacer… sin embargo él pretendía que yo hiciera lo que él quería que yo hiciera la vista gorda y que viera lo sucedido como una graciosa compensación a lo que sucedió un día. Yo no he dicho nada aunque hubiera reconocido que lo haya dicho. Palabras que se lleva el viento. Yo no se nada porque nada quiero saber más de lo que sé. Yo no voy hacer nada puesto que ya he hecho lo que tenía que hacer que ese es mi trabajo. Y si el trabajador no devuelve el dinero, los otros trabajadores afectados si quieren que llamen a su sindicato o que me llamen directamente a mi mismo.
Le hube de recordar que era otra sociedad la que además había tenido aquellos problemas con su cliente de cuota de afiliado al sindicato y que aquella sociedad dejó de tener actividad con unos problemas económicos insuperables y que la sociedad que había heredado la actividad para tratar de salvar unos cuantos puestos de trabajo también estaba pasando unas dificultades enormes y que yo estaba allí para tratar de salvar la actividad y aquellos puestos de trabajo que la sostenían. A la par de mis palabras la línea del teléfono en medio de afirmaciones con la que sentenciaba que cuanto yo decía era mentira, también acarreaban unas risas de satisfacción, no sé si por la alegría de que al final se había consumado la venganza o porque tal y como él lo tenía pensado ya estaba llegando a su fin. En este punto, de nuevo que su afiliado hubiera ingresado por cuatro veces cantidades de dinero que correspondían a las nóminas de una antigua compañera de trabajo perdía su importancia y Martín quedaba exonerado de toda responsabilidad.
En su defensa de la posición de Abrahán en no devolver el dinero, le advertí a Martín de lo injusto que estaba siendo en sus apreciaciones en perjuicio de José en base a tantos prejuicios como tenía contra él. Sacar adelante su empresa le está costando el todo de su vida, le dije. Pues ¿ya me explicarás como es que en estos últimos meses son ya ocho los trabajadores que han dejado la empresa de manera voluntaria…? Me preguntó. Se lo expliqué de una manera sencilla aunque no fuera necesario porque ya tenía su propia composición de lugar y aunque era muy grave, no creyó nada de lo que le dije.
Alargando la conversación le pregunté si no se sentía solidario con las otras dos trabajadores que ha salido perjudicados en este incidente ni los demás trabajadores de la empresa que en última instancia, atribulado y sin capacidad para salir del brete en el que se había metido, vino a decirme que solamente le preocupan los trabajadores que estaban con él en su sindicato… y que el resto de los trabajadores le tenían sin cuidado

*
Cuando Martín oyó la voz de Pilar manifestándole que ella era la trabajadora que había equivocado el número de cuenta y que le había enviado a Abrahán el dinero erróneamente. Cuando le preguntó si con ella no se solidarizaba. Martín colgó el teléfono y dio por terminada la conversación.
*
Esta fue la conversación que tuve con Martín tan irracional, absurda, disparatada, parapléjica… e ilustrativa que ha merecido la pena ponerla en papel. A él le di palabra de que la iba a reproducir para que sirva de denuncia ante quien corresponda, valga de reproche público de alguna actitudes y comportamientos humanos, que casi siempre quedan impunes entre las bambalinas de la vida cotidiana, y que siguen construyendo un mundo laboral irracional que esclaviza a muchas personas sin que nadie se dé por aludido salvo para colgar al patrón si fuera preciso.
Seguir colaborando y sosteniendo esta apropiación de dinero y seguir justificándola arguyendo la maldad intrínseca de nadie, es también de una gravedad que no puede quedar impune.
Muy atentamente.
Pedro José Francés.
Caín.
Colectivo de Apoyo a la Insolvencia.

viernes, 13 de enero de 2017

El Glorioso Movimiento Nacional.


En este pasado año 2016, se cumplieron los ochenta años desde que se gestó y proclamó el Glorioso Movimiento Nacional en cuyo nombre se cometieron las mayores atrocidades aquellas  que ya nadie quiere recordar.
Carlistas y falangistas de Navarra, con la complicidad de una parte del Ejército y de la Guardia Civil, por las fuerza de las armas y aprovechando la indefensión en la que vivía la población, bajo las consigna las instrucciones y el pregón del General Mola y con la bendición de la Iglesia Católica, llevaron a esta tierra en medio de una gran algarabía, a sufrir los días más trágicos y dramáticos de su historia.
Una amalgama de intereses cómplices y silencios armados han propiciado que hasta estos días las gentes de Navarra todavía no han relatado, valorado y reconocido adecuadamente lo que sucedió entonces. Ahora como nunca es necesario volver a recordar los hechos que se vivieron aquellos días cuando aquí se gestó aquel golpe de mano del que todavía quedan muchas huellas y heridas. 
Al cumplirse los ochenta años tampoco se ha construido más relato, ni se han puesto en valor aquellos hechos, ni se han propiciado más reconocimientos
Era necesario volver a recordar cómo se planificó y justificó la escarda de quienes portaban aquellos ideales republicanos con los que pretendían cambiar el mundo rancio en el que vivían que propugnaban una sociedad laica e igualitaria, y trataban de construir un Estado con una estructura descentralizada.
En el recuerdo se hubiera tenido que hacer visible cómo ocurrieron los asesinatos en las primeras semanas, como los sublevados organizados en cualquier pueblo de la ribera hacían las detenciones y llenaban las sacas para llevar a matar con total impunidad, y lo que supone para una población escasa que en unos pocos días arranquen a más de tres mil doscientas cuarenta personas de sus casas.
También se hubiera debido recordar con profusión; la represión sobre las mujeres perdedoras que amargamente pudieron superar con esa dignidad que les siguió hasta el final de sus vidas y con esa fuerza incansable con la que trataron de paliar su hambre y la sed de sus hijos, aquellos huérfanos que nunca vieron reconocida su orfandad.
El terror, la cárcel, la represión y el exilio a las que se vieron abocadas las gentes perdedoras y la miseria económica y humana producto de aquellos crímenes y que dejaron lastrada la sociedad por muchos años se debía haber plasmado en la sociedad.
Con un relato más profundo y exhaustivo que hubiera aquilatado la trascendencia histórica que tuvieron aquellos días, nunca valorada, y lo que ha supuesto la inmersión de la sociedad en la oscuridad y en el olvido durante ocho décadas.
Y sobre todo se había de haber tratado de dejar constancia definitiva e inapelable, de las falsedades con las que desde todas las instancias se nos ha querido contar la historia, sin tener que contar la verdad, para calmar la conciencia colectiva y alimentar el orgullo de quienes se sienten merecedores de los frutos de la victoria.
Aquellos hechos fueron consecuencia de Glorioso Movimiento Nacional, así queda constancia los sublevados en todos los documentos que dejaron y que cuando sucedieron en realidad no había comenzado la guerra, y en Navarra: nunca hubo guerra, ni frente de guerra
Y la guerra nunca fue una guerra civil.
Los vencedores impusieron este término como una manera de justificar: sus desmanes, sus atrocidades y sus crímenes. Era la manera de no tener que explicar que los desmanes del bando nacional se dieron por orden expresa de los militares sublevados, incluso los actos de salvajismo que se hicieron por parte de los militares golpistas, se hicieron con la intención de que el golpe no tuviera vuelta atrás y que en último extremo, si el golpe fracasaba a medio plazo, provocara una guerra. Utilizar esta terminología era la manera de que ellos, los vencedores y provocadores, no hubieran de asumir la responsabilidad de las más de dos décadas en las que llevaron a la población a la miseria y al hambre en medio de un dolor y de un particular odio y la compartieron con quienes se opusieron a su levantamiento militar. Luego repitieron hasta la saciedad este concepto de guerra civil para resumir qué pasó en aquellos años culpando a quienes se mantuvieron en la legalidad republicana y ocultar: la naturaleza del anterior régimen, su ilegitimidad y su responsabilidad.
Es una de las lecciones mejor transmitidas a la sociedad y más remachadas desde que hicieron arqueo de las consecuencias de la guerra que habían propiciado: fue una guerra civil y en las guerras civiles, hermanos contra hermanos, se dan toda clase de aberraciones por ambos lados.
Una visión de la realizad que ha puesto gafas de color a los observadores y que han asumido incluso quienes se han quedado solidariamente con la víctimas de aquel Glorioso Movimiento Nacional.
También se han de mostrar pruebas por enésima vez con la infinidad de testimonios que nos quedaron que las personas muertas o desaparecidas no fueron fusiladas sino que fueron asesinadas con premeditación alevosía.
Se ha de hacer desaparece este termino de fusilados porque es una manera infinitas de seguir humillando a las víctimas Este concepto de fusilamiento, da por entendido que es la manera de ejecutar una pena luego de un procedimiento judicial legítimo con las debidas garantías legales y sus protocolos entre los que se encuentra entregar de inmediato el cuerpo sin vida a la familia. Ninguna de estas premisas se cumple en estos casos y hoy todavía no se sabe dónde están enterrados muchos cuerpos.
No fueron fusilados… fueron asesinados.
El final de las consecuencias del Movimiento Nacional no se produjo treinta y nueve años después, cuando cerró sus objetivos con la impunidad que le garantizó la Transición, sino que el final se dará cuando se cuente qué pasó.
Pues bien:
Después de ochenta años, toda clase de asociaciones, colectivos y personas, que entienden que la verdad de aquellos días y de aquellos hechos, todavía está por hacer, y que las responsabilidades que hubo en aquellos hechos y las obligaciones del silencio están todavía por enmarcar, en lugar de aunar los esfuerzos para recordar, exigir y delimitar aquellas circunstancias aquellos hechos y aquellos responsables, estos grupos de la memoria a la par de la inoperancia de los partidos y políticos que se declaran memorialistas, al menos en la tierra que bien conozco, se han entregado a mirase el ombligo y a atusarse el flequillo para salir bien en las fotos del periódico. 

jueves, 5 de enero de 2017

El cambio del sistema productivo.

El otro fin de semana asistí al Congreso de una Organización ecologista. En sus comisiones tuve una exigua participación, pero sus debates me sirvieron para profundizar en la problemática que inunda la naturaleza de la Tierra, y el deterioro al que se ve sometido su hábitat por la mano humana y consecuentemente: la degradación de las condiciones de vida de la población mundial.
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Entre las discusiones que se produjeron entre decenas de personas, pude ver algunos trazos de lo que se entiende en estas organizaciones como ecología humana que me sirvieron en algún caso de un nuevo repaso a lo que una mil veces he repasado y en otros de aprendizaje.
Después de muchas horas, que se alargaron hasta media noche, me volví a dar de bruces con una realidad que aparentemente está enraizada en las tierras estériles de las ideologías de clase y que parece sea imposible arrancar. Estos movimientos políticos, sociales y económicos, que se presenta como alternativos al mundo en el que vivimos, a los que se les puede reconocer una cierta habilidad y pericia para poner en blanco y negro el mundo en el que vivimos, pero que sin embargo, a la hora de plantear alternativas al sistema en el que sufrimos siempre acaban en lugares comunes de difícil concreción.
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Pasados los días, vistos aquellos debates desde la distancia, repasando otros muchos de esos conceptos inconcretos sobre los que se debatió, uno de los que más me siguen ronroneando por la cabeza es el que se da en llamar como: cambio de modelo productivo.
Sin duda, y según se interprete este concepto de cambio, volteo con el que en algunos casos se quiere variar la situación económica y social  hasta llegar afectar al sistema económico, que en esos casos, es el objetivo final que conlleva querer cambiar el modelo productivo.
Este término, este concepto, esta expresión, se puede comprobar como lo usa casi todo el espectro ideológico del arco político conocido, pero: con definiciones y contenidos distintos. Esta diferencia se observa, seguramente, sin que nadie de quienes lo usan: sepa exactamente qué es lo que quiere decir y hasta dónde llegan los límites del cambio que define. Y en todas las definiciones que se puedan dar, de todos los puntos de vista posibles que se adviertan, siempre quedará una parte importante a la interpretación de cada cual.
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Cambiar de modelo productivo. Estas son algunas de las distintas apelaciones que se hacen con estas mismas palabras y que tienen diferentes significados según quién sea quien las pronuncie y sin que un significado sea más acertado que otro a la hora de definirlas y son:
ü   Encontrar nuevos sectores de producción en función de nuestras capacidades y de nuestros recursos naturales. El objetivo es salir de los mercados que han sido motores económicos en los últimos años, sectores con los que ha sostenido la economía nacional y desde los cuales aseguran que ha derivado la crisis actual.
ü   El cambio de modelo productivo para afrontar las necesidades futuras, está basado en la formación profesional de todas las personas en condiciones de trabajar. Personas de cualquier edad, puesto que en todas las edades existen unas carencias concretas, lagunas que son las que hay que llenar con una formación desde los estándares básicos.
ü   Sin perjuicio de las nuevas dependencias que nos puedan aportar inexorablemente estas herramientas, avanzar en el mundo de las nuevas tecnologías de producción, organización industrial y comunicación puesta a disposición del sector de los servicios.
ü   Dejar las actividades contaminantes y aquellas que están determinadas por grandes masas de producción y gran consumo de recursos energéticos que en definitiva es la postura que se mantiene por parte de la organización ecologista en la inmensidad del océano.
ü   Desarrollar el sector de las energías limpias en la que hemos sido pioneros en los últimos años, cuyas fuerzas productoras están directamente sostenidas en nuestros recursos naturales y que serán estratégicas en las condiciones de vida de los próximos años.
ü   Otros esquemas quizás más prácticos y realistas, entienden que dadas las reales capacidades humanas que tenemos y las circunstancias y las condiciones climáticas naturales que nos rodean, desarrollar un nuevo modelo productivo en el sector de los servicios en el ámbito de la gerontología y del entretenimiento en la recepción y atención de aquellas personas con recursos que buscan atenciones y calidad de vida porque puede ser el espacio en el que se van a concentrar las necesidades futuras.
ü   Otros abogan por que: una parte de la juventud, quizás la más preparada y la más desencajada de la realidad, sin encontrar remedio ni alternativa, desde el realismo emigre a otros lugares a buscar trabajo.
ü   Otra segmento de la población creciente, a consecuencia de las escasas expectativas vitales que les deja el sistema, plantea el cambio de sistema productivo desde una estrategia de volver al mundo del pequeño productor y de intercambio de trabajo con el que perder la concepción economicista de las relaciones interpersonales.
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En el objetivo de cambio de modelo productivo, los planteamientos más avezados que hagan posible resquebrajar el sistema productivo, quizás los más osados en las propuestas y en sus alternativas, hablan de:
ü   Reducción de la jornada de trabajo bajando a siete horas al día durante cinco días a la semana tratando de que ni la producción ni el salario se reduzcan proporcionalmente.
ü   Sin decir cómo se va a penalizar a quien no quiera trabajar, Trabajo garantizado para quien tenga edad de trabajar, con la grave amenaza de que se hayan de inventar nuevos trabajos innecesarios para que quien quiera trabajar tenga un trabajo.
ü   Reparto del trabajo de tal manera que con un índice técnico de parados con el mismo trabajo existente en la actualidad, y por lo tanto las mismas condiciones de nivel de vida que en la actualidad, sirva para que tenga trabajo quien lo necesite y que cada cual trabaje un poco menos.
ü   Limitación de los trabajos inútiles socialmente con la constante reducción del volumen del trabajado necesario para mantener viva la sociedad y consecuentemente de la obligación a trabajar luego de un razonable prorrateo del trabajo.
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Pero en el fondo de todos estos discursos es necesario ver otra parte importante que nunca se menciona y que seguramente en estos momentos es el fondo de la cuestión: ser o no ser más o menos productivo en el trabajo. Entender una manera de hacer en el trabajo más o menos eficiente, cuando estamos aportando al común, a la satisfacción de sus necesidades, cualquiera que sea cualquiera de los modelos productivos de referencia.
Es necesario ver las diferentes maneras de:
¿Qué es ser productivo…qué entendemos por productividad?
ü  Ir a todo correr a todos los sitios para hacer las tareas más deprisa, imponiendo a la parte más productiva del mundo del trabajo unos ritmos difíciles de mantener sostenidos en el tiempo.
ü  Tener más personas haciendo y produciendo para satisfacer las necesidades sociales y menos personas mirando lo que hacen los que están haciendo. Quienes miran no es para aplaudirles sino para controlarles. Esta alternativa supone el desmantelamiento de todo el aparato burocrático y de vigilancia que colapsa los sistemas productivos de todos los sectores.
ü  Independientemente de los avances mecánicos y tecnológicos, desde desarrollos organizativos: aplicar el concepto de reducir el tiempo necesario para hacer las cosas, desde la idea de que es más importante hacer, que el tiempo que está haciendo.
ü  Una nueva concepción del trabajo que tenga más que ver con hacer cosas de provecho que con ocupar el tiempo haciendo lo que sea, que muchas ocasiones es con lo que encuentra la persona que trabaja.
Posiblemente sea un compendio de todas estas posiciones sobre la mejora de la productividad el auténtico cambio del sistema productivo que nos facilitaría no dedicar tanto tiempo de nuestras vidas para hacer y tener lo que verdaderamente necesitamos.
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La realidad es que: aunque los observadores de la realidad social, aquellos que viven de diagnosticar lo que está ocurriendo en el cuerpo social no se hayan percatado, en estos últimos años, el Modelo del sistema productivo ha cambiado radicalmente para satisfacción de quienes han encontrado un puesto de trabajo. El nuevo modelo  les obliga a entregar una parte de su vida sin tener remuneración suficiente para mantenerla.
ü  Evidentemente, salvo por lo imponderables que propone la realidad económica, no han cambiado los sectores de producción.
ü  Salvo que se haga como una excusa o una justificación social o política, no hay formación profesional seria y efectiva. Los programas con los que tratan de preparar a las personas al nuevo mundo del trabajo, viven con la incógnita irresoluble sobre la formación de qué y para qué.
ü  Las nuevas tecnologías son de control y de sometimiento a una dictadura a la que es difícil oponerse y que nos llevan en volandas a un mundo desconocido. Ellas mismas se han convertido en el objetivo, y no son la herramienta para la mejora de la producción y de la organización.
ü  En los procesos de producción, aunque se toman algunas medidas, siguen los niveles alarmantes la contaminación y el consumo quizás a unos precios más bajos, sigue tan desmedido como requiere el crecimiento económico que necesita el sistema para que subsista.
ü  Las energías limpias solo son una excusa para dar muestras de querer y no poder con el que penalizan las más sencillas directas y baratas.
ü  No se han reducido las jornadas de trabajo, en algunos sectores, con la crisis son normales las nueve horas diarias y más. Tampoco se está repartiendo el trabajo ni a nadie se le garantiza ni un trabajo.
ü  El sector de servicios a las personas, está quedando en precario sin que haya una estrategia que modifique su deriva y con unos niveles de salarios indignos a expensas de las necesidades laborales de las mujeres.
ü  La gente joven sigue emigrando. Quien sale al exterior con un importante nivel de formación, probablemente acabe con un trabajo que nada tenga que ver con aquello para lo que se ha formado. Maldición.
ü  Las mentes sociales y políticas que se encargan de activar el sistema, siguen imaginando e inventando cuentos nuevos como presuntos trabajos, para alimentar la maquinaria que mantiene el propio sistema económico y para que no salga a la luz su deterioro.
ü  Cuando se lanza una mirada a la actividad productiva se constata que cada vez hay más personas haciendo como que hacen y haciendo ver que hacen… que personas haciendo por atender las necesidades sociales.
ü  Las cosas cuesta hacerlas lo que sea necesario que cueste. Así mantiene el sistema la hipérbole preocupación por el desempleo.
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En medio de este sinfín de realidades compuestas por todos estos  elementos relacionados entre sí, contextos que llegamos a pronosticar y pocas veces a prescribir, lo cierto es que la realidad productiva ha cambiado el sistema productivo de una manera que ya es irreversible.
ü  Salarios bajos y con expectativas más limitadas en el tiempo.
ü  Más gente trabajando incluso en el mercado invisible.
ü  Mayor necesidad de trabajo para atender la oferta de trabajo.
ü  Creación de empleo radicalmente innecesario.
ü  Sostenimiento voluntario de una improductividad estructural, que al conjunto de quienes intervienen en el mundo del trabajo satisface, porque es la mejor manera de tener trabajo con escaso esfuerzo.
Todo ello sin tener en cuenta que la gran mayoría de los trabajos solamente lo pueden hacer las personas con unas sencillas herramientas.
La verdadera competencia en el mundo del trabajo son los robots y los automatismos. Hacen tareas concretas en los momentos concretos en los que se necesitan. Incomprensiblemente se han convertido en los enemigos del trabajo porque han conseguido llevar a las personas que están ejerciendo su trabajo a tener una actitud pasiva en las faenas y procesos en los que ellos como simples máquinas colaboran.
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Mientras tanto, en la resaca de esta crisis perpetua, el trabajo es la herramienta más eficiente del control y organización social y además sigue siendo una parte de los ingresos de Estado, en los rendimientos del trabajo escarba para engordar  sus recursos.
ü   Crecen las cargas sobre los salarios por incremento del Impuesto de las personas físicas sobre los rendimientos de trabajo.
ü   Las cargas sociales, que no dejan de ser un impuesto directo al trabajo de tal manera que: al rendimiento de un trabajo se le aplica  un porcentaje de impuesto lineal del 40%, con la vana justificación de afrontar lo que han dado en llamar las contingencias laborales.
ü   Son las cargas del sistema: al trabajo y a la remuneración del trabajo, y aunque se sigue diciendo que pague más el que más gane, la realidad es que pagan más los que son más y menos quienes son menos.
ü   El Estado, al amparo de esas estadísticas que cuentan sin utilizar los dedos de las manos, números para arriba números para abajo, se alegra de que el paro esté bajando motivado por su política económica, cuando en realidad: se está tejiendo una estructura de trabajo irracional, imposible de contar, y que tiene un grave trasfondo de esclavitud.
ü   La última reforma laboral, su derogación o su modificación, nada tiene que ver con la realidad del trabajo en el sistema productivo que está variando, ni tiene incidencia ni para bien ni para mal.
ü   El que discuta como si fuera una razón de Estado: el nivel ridículo del Salario mínimo interprofesional, es una prueba más de las pretensiones sociales sobre lo que está suponiendo el cambio de modelo productivo.
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           Empieza a pasar con algunas de esas nuevas maneras de entender las relaciones económicas y humanas, que lo que sería un cambio real del sistema productivo, tal cual incipientemente está desarrollando una parte de la sociedad, que lo hace como un medio de vida sin posibilidades reales, que acaba siendo únicamente un complemento a su trabajo que le ayuda en la supervivencia y en algunos casos su ruina.
ü  La venta directa de trabajo por medio de un pequeño negocio queda ya como un medio de vida al que se ha visto abocada una parte de la sociedad que en gran medida ha quedado fuera del sistema y que difícilmente ya garantiza la subsistencia ni siquiera la viabilidad.
ü  Pequeños trabajos y servicio a iguales aquí y allá.
ü  Compra/venta de productos y servicios de manera esporádica.
ü  Alquiler de habitaciones para ayudar a disponer de vivienda.
ü  Proyectos en el aire y en los sueños de Internet.
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En la última década, en la actividad privada, sin que prácticamente el número de horas haya bajado en las distintas actividades, los salarios, los ingresos contemplados en sus tres vertientes A, B y por cuenta propia, han bajado en torno al veinticinco por ciento.
Esta realidad viene a demostrar que el sistema productivo ya ha cambiado. La consecuencia de su mutación es que trabajemos cada vez con menores niveles de producción, cuya primera implicación es que tengamos que vender nuestro trabajo a menor precio o lo que es lo mismo vender nuestra vida como si ya no sirviera para hacer nada.

Quien no sabe a donde va, nunca encuentra viento favorable