En estos días,
algunos políticos están tratando de destapar y hacer públicas las
irregularidades de todo lo ocurrido en la dirección política y económica de
CAJA NAVARRA. Estos representantes consideran que hacen análisis y
planteamientos, reivindicaciones y denuncias desde una visión social de
izquierdas y que en definitiva tratan de cambiar el estado de cosas que han
dejado los autores del desaguisado. Con esta actividad de denuncia pretenden
acorralar en el Parlamento de Navarra a los consentidores y autores indirectos
del estropicio, a la ideología que los sustenta y hacer caja de resonancia
social y política que avale su futura honradez. Por otro lado estas actuaciones
de denuncia también tratan de esclarecer las extrañas circunstancias que en medio de una crisis inapelable han
dado con la desaparición paulatina en los últimos años de la entidad bandera de
Navarra del mundo financiero autóctono.
Para ello
bandean algunos argumentos inocuos: sedes absurdas, dietas, información
privilegiada, créditos blandos, viajes, vacaciones.¡Vah poca cosa…!
A quienes acusan se defienden como gato panza arriba.
Estos
políticos, mientras que todo sucedió, estaban allí y de poco se enteraron,
ahora han de utilizar unas pobres informaciones que han aparecido en los medios
de comunicación para tratar de poner cerco a los maquiavélicos dirigentes.
A la par, tenemos
sirviendo de correa de transmisión, a un movimiento social y de consumidores que
se desgañita tratando de imputar por algún delito a los antiguos dirigentes de
la entidad: tanto técnicos como políticos, recabando el apoyo popular con un
considerable éxito pero con ninguna eficiencia.
Sin duda que
tienen mi apoyo aunque le haya de valer de poco.
Sin embargo, nadie
se atreve a entrar en el aspecto más trascendente y profundo que ha significado
la verdadera corrupción, desfalco y descalabro de CAJA NAVARRA. Nadie denuncia
que en realidad se ha hundido con todos los recursos que habían cogido de aquí
y allá a los navarros y dejando un espacio económico más o menos quebrado, pero
que en realidad, ha habido quienes se han beneficiado y han sido los suyos. Los
de quienes han tenido la sartén por el mango y que se han visto gratuitamente
beneficiados durante mucho tiempo.
La capacidad
que ha tenido la estructura empresarial y humana en cada rincón de Navarra, la red
económica y de intereses que ha tejido CAJA NAVARRA que llegó a representar los
ahorros de unos y el crédito de otros de más de la mitad de la población, la ha
utilizado los políticos que coparon el poder de una manera un tanto arbitraria
en los últimos años se pusieron a jugar sin destreza en el juguete financiero
que tenían en sus manos y que lo podían ver corretear desde las mismas ventanas
del palacio de gobierno para invertir el dinero allá donde han querido y prestárselo
a quien han querido. Pasadas estas dos décadas han quedado huellas y heridas
que son difíciles de borrar y curar.
En ellas está
la verdadera corrupción.
A quiénes les
han llenado los bolsillos
Y a quiénes
les han negado el pan y la sal.
En la última
semana han sido varios los amigos con los que he comentado y discutido sobre este
asunto y por los argumentos que utilizaban en mi contra me he decidido a
escribir estas páginas.
No seré yo
quien defienda en estas reflexiones a los políticos que han trabado y manejado
el sistema en estos años y si no en la cárcel sí que me gustaría verlos pronto
en sus casas criando geranios.
Ahora resulta divertido
observar cómo se van dando las cosas.
Lo primero que
he de decir es que por muchas razones que seguramente quedarán patentes en
estas páginas, yo estoy muy satisfecho porque esta entidad financiera haya
caído estrepitosamente y haciendo el más inmenso de los ridículos. Me alegré de
que su poder se hubiera diluido como un azucarillo y que los políticos que nos
han gobernado y que nos gobernaran fatalmente, de una manera u otra, se haya
quedado diezmada esa parte de poder tan trascendente y determinante como oscura.
No voy a
llorar: ni por la entidad, ni por quienes trabajaban en ella, y mucho menos voy
a llorar de la misma manera en la que lloran muchos porque se haya caído una
piedra del sistema pero que entre llantos y lágrimas siguen trabajando para que
el sistema se sostenga y enderece su rumbo y si es necesario que esta piedra angular
de la economía patria se vuelva a reconstruir de alguna manera.
Quien quiera
considerar que la labor de CAJA NAVARRA tenía o podía haber tenido las
características de un Banco Público está muy equivocado. Quien pueda esperar
que un ente como este fallecido pueda ser recompuesto para que pudiera servir
como una nueva manera de entender la financiación pública, también.
Hace más de
veinte años, cuando las cajas de ahorros quisieron entrar en el mundo comercial:
el de los grandes negocios y empresas y del movimiento vertiginoso del dinero y
de servicios de la banca comercial y así acabaron con la idea de Banco popular
y público. Cuando decidieron dejar en un segundo plano la condición de caja de
ahorros y montes de piedad con el que apoyar a los más necesitados de la
sociedad y el crecimiento económico sostenido en el suelo social, todo cambio
inexorablemente.
Han sido
muchas veces las que en los últimos años había intuido pronosticado
incluso deseado este fin, que más que dramático ha sido cómico, sobre todo por
la manera que tienen ahora de escurrir el bulto todos los que allí estuvieron,
de los unos y de los otros. Sin presunción de ninguna clase pueda asegurar que
desde fuera se veía con claridad que era imposible mantener el estatus que se
mantenía en esa entidad. Esas muestras se superioridad y suficiencia que se
podía observar cómo se hacían presentes en: las mejores oficinas, las mejores
instalaciones, los mejores sueldos, los mejores trajes y las mejores camisas.
Yo lo he visto cuando he ido a sentarme un rato para pedir financiación.
A más de algún
director de sucursal y de las altas esferas, ya le había asegurado en varias
ocasiones cuando me veía impotente y contra las cuerdas porque no me daban
financiación: ¡Antes caerá la
CAJA de AHORROS que esta empresa para la que vengo a pedirte
financiación para tal o cual proyecto…¡ Fue a alguno de aquellos que
aparentaban ser ministros de economía.
Paradójicamente,
aunque esta crisis está siendo muy dura, casi todas las empresas por las que
recuerdo pasé y que en algún momento sucedió una conversación similar a ésta,
en medio de la crisis todavía están con vida vadeando el temporal tan instruidas
como están, desde hace tiempo a vivir sin crédito.
Así se fueron
buscando la ruina estos banqueros de gobierno.Y así nos fueron perjudicando a todos: a unos más que a otros.
Los dueños de
CAJA NAVARRA aprovechando el mercado en el que era dominante para hacerse pilar
fundamental del sistema en la comunidad. Decidieron que habían de tratar de
coger de las cartillas de jubilados y empleados con nómina como una manera de
hacer cautivo una parte importante del mercado de pequeñas imposiciones y
pequeños créditos con las cuentas aquellos atípicos que se inventaba el sistema
financiero cada día y había que cargar en las cuentas deudoras todos aquellos
gastos que se pudieran imaginar aunque ninguno de ellos se ocasionara y pusieron
en marcha un nuevo proceder con el que tener más poder político económico y
social siempre con arreglo a la normativa del Banco de España.
Había que
empezar a hurtar en pequeñas cantidad.Robar que se dice en mi pueblo y que suena más real.
Robar de pocos a pocos para quedárselo para ellos en su caja.
Y sobre todo,
ojo al parche, para robarles más a los que estaban en las peores condiciones
económicas, a aquellos que no pueden protestar y que además han de quedar
agradecido. Actuaron de la misma manera que la banca tradicional más tramposa y
usurera, aquella que provee de dividendos a los accionistas sin importarles
cómo se ha ganado el dinero... y todo para ellos.
Cuarenta y
cinco por ciento T.A.E.Esto yo lo he visto en miles de ocasiones.
Posiblemente
hubiera una parte muy importante de los empleados que nunca entraron a este
juego, incluso que nunca se enteraron de que este juego existiera, que con
alguno de ellos me he encontrado, y si lo conocían y participaban en él
posiblemente lo hicieran que era norma y no tal inmoral y nauseabundo como se
puede apreciar en estos tiempos de penurias.
Pero eso es lo
que había y sabiendo o sin saber: iban cogiendo cucharadas.
Ellos son
ellos y los suyos.
Sin necesidad
de ser accionistas de nada. No les ha hecho falta.
Los primeros
afectados de la caída de la ensoñación han sido los empleados que encontraron su
trabajo en los últimos veinte años al pairo de los tiempos llamados
democráticos y que han visto cómo los veteranos se fueron yendo con los
bolsillos llenos y ellos se van a quedar hasta sin mesa de trabajo.
Aquellos
empleados que fueron saliendo hasta ayer y que se creían mucho más que nadie
nada más que porque trabajaban en la caja, en la de Navarra, no en las otras,
que las otras eran otra cosa.
Eran los
empleados de la caja.
Unos empleados subidos en una montaña de soberbia y con
más dignidad de pega que un ministro de economía, de mayor nivel que cualquier
otro empleado de banca tal y como ellos tienen una profesión que es difícil de
discernir si son banqueros o bancarios pero que en realidad son unos ladrones
que han aprendido a robar con arreglo a la ley y no les ha importado porque en
ellos les iba el sueldo.
Soy consciente
que esta acusación es muy grave.
Cualquiera se
sorprenderá de que la haga sin despeinarme pero es que estoy tan acostumbrado a
verla cada día que ya tengo el convencimiento de que ni siquiera haya de
explicarla porque todas la personas que hayan tenido algún contacto con ella y
le hayan ido un poco mal dadas las tiene que haber visto como lo he visto yo.
Para dar forma
al objeto social, crearon una red de beneficiarios entre las personas mayores
con los Club sociales y en los últimos años con la estrategia de “tú decides”
crearon un apoyo democrático a los más audaces proyectos sociales… pues no: a
pesar de esta red social que daba barniz a sus chanchullos su mayor obra social
ha resultado ser los planes de pensiones de quienes contrataron entre los años
setenta y ochenta y que les han servido casi tres décadas.
Esta es una de
las caras más ancha de la corrupción.
En estos
últimos meses se ha sembrado muchas reticencias sobre la labor y conducta de
los nuevos propietarios en el fondo porque el alma navarra ha perdido el
control del poder y lo que es peor porque ha sido sustituido por el poder
catalán que cualquiera sabe dónde va a ir a parar. Piensan ellos que han visto
desparecer su chiringuito.
Esta es otra
cara más de la corrupción: su chiringuito.
Ha sido su
aspecto más transcendente y grave.
En estos
últimos veinticinco años, he visto proyectos denegados porque no había una empatía
ideológica y más que nada porque no había una llamada que los alentara.
En este tiempo,
en mis acercamientos por cuestiones de financiación a las distintas sucursales
de la entidad he visto, todo legal, financiación a todo tipo proyectos que
estaban muertos antes de iniciarse pero que habían sido premiados con el
beneplácito de la autoridad, algunas veces una subvención importante que
también era susceptible de ser financiada. Casualmente en algunas ocasiones he
sido testigo de cómo con una llamada de teléfono se daba por aprobada una
financiación de cierta envergadura o por denegada. He visto proyectos inviables
que además en última instancia había sido avalados por SONAGAR proyectos que
eran auspiciados amparados y alentado de una manera u otra por el poder
político pero siempre dirigidos a sus intereses, a los intereses de los suyos.
Así es como se
han apoyado unos proyectos y no otros, a unas empresas y no a otras, a una
zonas y no a otras, a unas familias y no a otras y en definitiva a muchas le
han regalado el dinero y las oportunidad y lo que es peor: “todo con criterios
profesionales y empresariales…” lo he podido comprobar en muchas ocasiones.
Nunca me he
podido creer que fuera casual que empresas con una buena estructura financiera
y solvente con unos balances bien equilibrados nunca encontraran financiación
en CAJA NAVARRA y sin embargo a la vez comprobaba como empresas
descapitalizadas y con unos proyectos vacíos
eran financiados a mansalva incluso con el aval de SONAGAR.
Por último
también creo que hay un aspecto que es determinante y que tampoco se cuestiona.
Yo no voy a defender a Enrique Goñi, que en definitiva es la mano ejecutora de
todo el chandrío que se ha organizado en el último tramo, pero estoy
convencido, porque lo he vivido muy de cerca, que todo había empezado antes con
los designios y las formas de hacer de Lorenzo Riezu y los suyos.
Su modo de
proceder era una manera discreta de seguir los mandatos y los designios del
alma de la unión del pueblo socialista de Navarra para no ser menos que ningún otro
vecino. Aquella estructura profesional trataba de que toda la organización
defendiera unos sentimientos muy específicos y los intereses consiguientes poniendo
en práctica aquello que había que defender
En cuántos
proyectos sin sentido se invirtió en oposición a otros.
Aquellos tiempos
no son inocentes de lo que ha sucedido ahora.
Las primeras
cartas del castillo de naipe se colocaron entonces.
Un cambio de
sistema de manera engañosa y solapada.
Esta ha sido
la verdadera corrupción.
El aspecto que
hay que tratar de darle forma y meterlo dentro la historia para poner marco a
las denuncias y reivindicaciones y alternativas. Porque lo moderno de ahora, lo
que ha llevado a la quiebra a la caja de Navarra con los vaivenes de la crisis
tiene otros progenitores, Solchaga, Solbes, Rato y Almunia.
No me cabe
duda de que una parte importante de la población señala con el dedo a los
trileros, pero son sus trileros, y les acusa ahora, pero es igual, porque están
de acuerdo con el sistema, ese sistema que respetaba sus privilegios y lo
absorberán mañana.
Menos mal que
ha caído: porque quienes nos dirigen esta ruleta infernal de unos contra otros
en vez de todos para todos, se han quedado sin su juguete con el que poder
sacar para adelante sus ensoñaciones.
Todos tienen
ya suficiente castigo.